Después de un pequeño parón en el blog por vacaciones, tenía ya ganas de empezar a postear y como habréis podido ver, el blog ha sufrido de algunos cambios de diseño ya muy necesarios que creo que os facilitará mucho más la navegación por él. Todavía quedan algunas cosillas por pulir pero tenía ganas ya de estrenarlo, pero os aviso que veréis algunas cosas distintas a lo largo de esta semana.
Para comenzar la nueva temporada de publicaciones he pensado que lo mejor sería hacerlo con un tutorial, que sé yo que es lo que más os gusta cotillear por aquí. Es un tutorial de tapicería sencillo y que cualquiera que sea medianamente mañoso podrá hacer en su casa.
Seguro que muchos tenéis en casa algún taburete de este estilo, muy típicos en la decoración de principios de los 2.000, donde estaba muy de moda el escay de colores, nos los vendían como algo práctico, fáciles de limpiar, pero… muy poco duraderos, ya que la mayoría suelen ser de un escay de muy mala calidad y acababan despellejándose a cachos.
En este caso los taburetes los quería aprovechar para poner en un espacio de exterior, por lo que la elección de la tela en este caso fue muy fácil… Una tela con teflón que repele al agua y al sol, por lo que es ideal para utilizar en exterior. Sé que muchos pensaréis que el color blanco no es nada sufrido y menos para una zona de exterior, pero dada la composición de la tela, son muy fácilmente lavables, por lo que el tema de la limpieza no es un problema en absoluto.
Os detallo todo lo que hice para transformar estos horribles taburetes…
Lo primero que hice fue sacar las patas de los taburetes, para poder desgrapar bien la tela.
A continuación saqué todas las grapas con ayuda de una pata de cabra.
Este es el aspecto que presentaban los taburetes una vez retirada la tela.
La nueva imagen de los taburetes va a cambiar por completo, por lo que vamos a hacer unos pequeños cambios en la tapicería, con la intención de darle un poco más de forma y no dejarlos tan sosos. En este caso se pudo aprovechar la espuma original de los taburetes, lo único que hubo que hacer fue reforzarla un poco con una buena guata.
Marcamos alrededor del borde de la parte superior un margen de 5 cm.
Ahora grapamos la guata de la parte superior (el asiento).
Lo último que graparemos serán las esquinas, intentando que queden con el menos número de pliegues posible.
Ahora graparemos la tela de la parte superior (asiento). Recordar que para grapar la tela correctamente, sin pliegues de ningún tipo debéis hacerlo siempre en paralelo. Las esquinas las dejamos para el final.
Para que os quede un acabado bonito, es conveniente que las esquinas las hagáis de esta manera, con dos pliegues, es la forma más estética.
Ahora vamos a pegar la guata en los laterales del taburete. Podéis usar un pegamento de contacto para esto.
Cortamos el sobrante de la guata.
Y este sería su aspecto con la guata alrededor y la parte del asiento ya tapizada con su tela.
Preparamos la tela para tapizar. Tomamos medidas y cortamos la tela. Para marcar la tela te recomiendo que utilices jaboncillos como el de la foto.
Yo siempre utilizo alfileres para sujetar bien la tela antes de graparla, perdéis unos segunditos pero es básico para que os quede perfecto.
Lo que hice fue un tapizado a la inglesa que consiste en grapar la tela en el borde, por el revés, luego colocar un cartoncillo por todo el borde encima de las grapas (los venden ya en tiendas de tapicería) y después se le da la vuelta a la tela consiguiendo el efecto que vais a ver en la siguiente foto.
Con el tapizado a la inglesa escondemos las grapas y además, nos queda un borde mucho más marcado.
Ahora tenemos que empatar la tela, para ello haremos un dobladillo y lo coseremos con puntadas ciegas, con ayuda de una aguja curvada.
Si sois torpes para esto, podéis usar pegamento textil y luego pasar la plancha por encima para dejar bien marcado el dobladillo.
Y ahora ya nos queda la guinda del pastel, el detalle que le dará distinción y glamour a estos taburetes. Voy a colocar unas tachuelas en plata mate, de un tamaño grandote, para hacer un falso capitoné. Marcamos la distancia a la que irán las tachuelas, nos ayudamos de unos alfileres para marcar.
Y ya solo queda clavarlas con ayuda de un mazo de goma y un poco de paciencia.
¡Qué concentrada se me ve y que peligro tengo con una maza en mis manos!!
Y este es el resultado. Han quedado irreconocibles y ahora dejarán de estar cogiendo polvo en el trastero, para lucir como nuevos en un rinconcito cjill out.